La Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) es una técnica de
laboratorio que permite la copia in vitro de secuencias específicas de
DNA y que ha revolucionado el campo de la Biología Molecular. Conceptualmente,
la PCR es una técnica sencilla, consiste en la separación por calor de las dos
cadenas del DNA que se quiere amplificar, y su copia simultánea a partir de un
punto, determinado por un fragmento de DNA artificial llamado cebador, mediante
la acción de una enzima denominada DNA polimerasa. El resultado es la
duplicación del número de moléculas de una secuencia concreta de DNA. Este
proceso se repite un número determinado de veces o ciclos, generalmente 30, y
se consigue un aumento o amplificación exponencial del número de copias del
fragmento de DNA molde. Por tanto, si partimos de una molécula única de DNA en
la muestra inicial, y en cada ciclo se duplica el número de moléculas,
teóricamente, al final de los 30 ciclos, se obtendrán 230 moléculas
idénticas, es decir 1073741824 moléculas.
La gran ventaja de la PCR es que amplifica
únicamente el fragmento de DNA que queremos aunque esté en cantidades mínimas (alta
sensibilidad) o en presencia de grandes cantidades de otros DNA semejantes
(alta especificidad). La reacción es eficaz incluso si se parte de
muestras de DNA muy poco purificadas, en presencia de otros componentes.
La PCR se ha convertido
en una herramienta fundamental en campos tan diversos como la investigación
(clonado de genes, detección de clones recombinantes, estudio de DNA de
fósiles), medicina forense y criminalística (determinación de la paternidad,
identificación de individuos, identificación sospechoso/evidencia en casos de
asesinato, violación, etc.), sanidad animal y mejora genética (detección de
enfermedades genéticas e infecciosas, pureza de razas, etc.) y medicina
(diagnóstico de enfermedades). La PCR fue desarrollada por Kary Mullis (Saiki
et al, 1985; Mullis, 1990) en 1985, utilizando como DNA polimerasa el fragmento
Klenow de la DNA polimerasa I de E. coli y lo llevó a cabo cambiando los tubos
de reacción en cada ciclo, entre dos baños que estaban a 94 ºC
(desnaturalización) y 37 ºC (hibridación y extensión del cebador). Debido a que
esta enzima se desnaturaliza a temperaturas superiores a 37 ºC, era necesario
añadirla en cada uno de los ciclos tras el paso de desnaturalización, lo que
convertía a la PCR en una técnica tediosa y costosa.
Bibliografía:
http://quimicoclinico.wordpress.com/2008/03/27/anticuerpos-contra-vih/
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